La petite libraire de Boulbon
La escritora francesa Sylvie Durbec ha emprendido una hazaña igualmente poética, valiente y que lo apuesta todo por la literatura y más específicamente, por la poesía. La idea de poner una librería le daba vueltas por la cabeza bien seguido pero no se atrevía a dar el gran paso, sobre todo teniendo a Sonia, la librera de Tarascon como su amiga cercana y viendo las dificultades que implicaba abrir una libreria.
Durbec, además de escribir, fue durante muchos años profesora de letras en la Academia Aix-Marseille pero este año escolar comenzó su tan anhelado ciclo del retiro o la jubilación. Con más tiempo libre, se dio a la tarea de instalar una libreria semi-permanente en su propiedad. Diría casa pero categóricamente no es una casa sino un antiguo molino quemado pero que arquitectónicamente se denomina mas provenzal. Así mismo, es un lugar mágico pues parece a la vez museo, casona y foro cultural. Francois Ridard, su marido, construyó un hermoso teatro en su ático y ahí han tenido lugar presentaciones de artistas franceses e internacionales. Muchos de mis recuerdos más bellos en la Provenza se sitúan ahí, en Le Moulin Brûlé.
Preocupada por la poca difusión que tiene la poesía editada independientemente o por editoriales pequeñas, abrió las puertas de su antiguo molino y llenó sus vitrinas, sus mesas, libreros y todo lo que pudo con poesía contemporánea y libros de arte. Me consta que su interés no es el lucro (es una despistada por naturaleza) sino la difusión de la poesía. Como en una novela de aventuras, cogió su camioneta Modus color verde agua y recorrió el sur de Francia visitando a los pequeños editores de poesía para ofrecerles ser expuestos y vendidos en su lugar. Llenó su cajuela y sus asientos traseros y montó La petite libraire en medio de los campos de Boulbon, camino a Mezoargues.
Hasta ahora ha sido todo un éxito. Gente de toda Francia y países vecinos se han dado cita en la Petite libraire para adquirir la poesía que se hace hoy en día así como a lecturas y demás eventos organizados en torno a la librería. En el diario Le Monde salió la siguiente nota cubriendo el notición (tan inesperado en días de grandes librerías y de poca lectura de poesía):
Y la Petite libraire se ve así:
Y así:
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Sylvie Durbec + karlatone (Perpignan 2007)
Gracias a ella empecé a traducir y a tomarme más en serio la escritura (asumirla). Es además de una gran amiga, una mentora y una gran inspiración para mi.
Así que ya saben, si andan cerca del sur de Francia, no dejen de hacer una escala en Boulbon, en el Moulin Brûlé. Si dicen que van de parte de karlatone, seguro les hacen un descuento o les invitan una copita de vino. El camino para llegar es así:
Le Moulin Brûlé está a 20 metros de esta curva.
Por último, el jardín trasero es así:
Aunque claro, hay que imaginar cada rincón lleno de bellos libros de poesía y catálogos de arte.
¡Larga vida a la Petite libraire!