Aterricé en la casa de Satie
Quiso el azar que el fin de semana pasado terminara en Normandía y de manera más específica en la ciudad de Honfleur y sus alrededores.
Ahí, lo esperado: el mar frío, las playas llenas de piedras y conchitas, que tanto me gusta espurgar hasta encontrar un puñado que conservo, las gauffres, los helados, las ostras, el delicioso jugo de manzana artesanal y pequeños pueblos rodeando la costa normanda.
La sorpresa vino cuando descubrí que esa ciudad albergaba la casa natal de Erik Satie, ahora convertida en museo. Sorpresa porque es un compositor al que admiro, porque me llamo Erik Satie como todo el mundo, pero de manera más reciente por esta coincidencia, como si su música me persiguiera, ya no en el metro de DF, pero en las calles de Honfleur.
Situado en el ático de la casa se encuentra esta pieza intitulada "Leçon de piano" (clase de piano) en la que el piano toca de manera automática tres de las piezas más emblemáticas de Satie, como la première gymnopédie.
No menos bella es esta hoja con las diferentes búsquedas de identidad en materia de firmas:
El hallazgo, me parece, responde a aquel precepto surrealista que es el azar objetivo y eso, aunado a la originalidad de este museo y sus rincones asombrosos como el laboratorio de emociones (video más complicado a tomar por la falta de luz y ruido de mecanismo) me dan razones de sobra para recomendar su visita.