Crónica abreviada del 4 de mayo: Vila-Matas en México D.F.
Lo primero que hice al llegar a casa ayer 4 de mayo de 2010 fue preparar mi valise amarilla, donde metí mi Dublinesca y luego dudé sobre qué otro par de libros llevar; pero después de un largo proceso, decidí que debían viajar Ella era Hemingway. No soy Auster y Extrañas notas de laboratorio.
Poco antes de llegar a la librería Rosario Castellanos, sentí mis extremidades debilitarse; sobre todo mis brazos, que parecían como de trapo. Las piernas estaban ligeramente más firmes. Lo que más me angustiaba era qué le iba a decir cuando lo viera. Javier Avilés me había dado una idea para esa ocasión, pero con los nervios se me había olvidado. Entonces, así sin demasiado anuncio, llegó EVM y me saludó:
EVM: ¡Hola, Karla!
K., con una sonrisa explosiva: ¡Hola!
EVM: ¿Ya viste lo que puso hoy en su blog Dora?
K: Sí, claro y ya le respondí.
EVM se atacó de la risa, momento en el que mi amiga N. Disparó con la cámara.
Luego EVM comió un sándwich, aunque él le dice “bocadillo” (no lo habían dejado comer con tantas entrevistas que le programaron). Mientras tanto, la gente comenzaba a llegar, de modo que no tarde mucho en tomar la valise y me fui a apartar mi lugar en la larga fila.
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Me senté en un lugar estratégico, para estar frente a EVM y poder tomar fotos y un corto video. Mientras tanto, no sé cómo es que la valise fue a dar a la mesa de presentación:
La mesa tenía tres lugares: uno para Vila-Matas, otro para Juan Villoro y un tercero para Sergio Pitol; pero retiraron el letrero de Pitol. Sólo estarían EVM y Villoro.
Fue una charla memorable porque Villoro conoce muy bien la obra de Vila-Matas, son buenos amigos y tienen mucha química literaria tanto en el papel como en el escenario. Ahí me enteré que EVM redactó de 8 a 10 veces Dublinesca, es decir, tardó mucho en tener una versión final, así como de que hace 4 años tuvo un sueño muy similar al de Samuel Riba… a lo que añadió: “¿Quién diseñó mi sueño? Dublín es uno de los lugares más alcohólicos del mundo”.
Después, el tema clásico: el retoque de citas. Vila-Matas dijo: “Es que se ha sofisticado mucho el sistema y tuve que dar explicaciones del método”. Añadió que “el método” consiste en hacer combinaciones cibernéticas—antes de Internet— combinando dos citas y obteniendo algo completamente nuevo.
Se mencionaron anécdotas clásicas como su retoque de las famosas frases de Kafka y Duras, así como algunas más nuevas; por ejemplo, el episodio de una maleta abandonada por una pareja en el hotel donde EVM se hospedó, que inspira ciertos pasajes de Dublinesca.
Habló de una curiosa y nueva disciplina: “He comenzado a elevar el porcentaje de las frases inventadas por día”. Detalló cómo lo perseguían las enfermeras y de cómo un niño en Mérida, Venezuela le midió la presión a su amigo Sergio Pitol y dijo que “tenía 6,500 metros de tensión, que ya debería estar muerto”. Por cierto, Pitol llegó a media charla y se incorporó a la audiencia. Fue curioso ver en un par de ocasiones a Villoro sonrojarse, primero por un cumplido que le hizo EVM, relativo a una obra de teatro de teatro escrita por Villoro y luego por una astucia literaria de la veloz mente vila-matiana.
Fue una charla emocionante, dinámica y repleta del fino humor.
Después tuvo lugar la firma de libros y abrí la valise:
Le mostré los libros que había escogido para que me firmara. Naturalmente, le di Dublinesca primero.
EVM firma Dublinesca y yo aguardo.
Aquí firma el más pequeñito de los libros con un original autógrafo de perfil.
Me cuenta unos detalles del Extrañas notas de laboratorio.
Firma Extrañas notas de laboratorio.
y ahora sí, las que son sin lugar a duda mis dos fotos preferidas:
Una auténtica mirada shandy.
Esto no es una despedida, es un "hasta la próxima, shandy" con mucho cariño.
EVM volaría durante la noche a Buenos Aires, de modo ya está en tierras porteñas en este momento en el que todavía tengo vestigios de esa felicidad:
Enrique Vila-Matas es una persona entrañable y un escritor genial.
FIN.