
El sábado me obsequiaron un cálamo, mismo que venía con su botella de tinta y un pergamino -mismo que no pienso usar a menos de que se trate de una carta muy pero muy especial-. No conocía esta especie de plumilla pero me fascinó. De un lado se logra una escritura delgada y el otro lado da el efecto de un plumón o marcador.
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Aunado a esto, pasé varios -muchos- días sin electricidad, de modo que me ví en el bohemio cliché de escribir con un cálamo a la luz de las velas.
Agradezco a E por su bello obsequio, mismo...
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